giovedì, settembre 07, 2006

El Sir embelesado

Yo el que estaba acostumbrado a la penumbra de mi castillo, a la soledad a tantas cosas oscuras y de repente un pequeño halo de luz entra y es ella.
Ella a la que no sabe que existo, a la que persigo y miro por las calles del reino. Ella a quien defiendo de las habladurías de la gente, las divulgaciones.
Pero... ella no me ve. Lo triste es que no se como proceder delante de ella. Yo todo un Sir y no puedo ni siquiera hacerle una reverencia.
Ella nunca conoció el amor o al menos eso aparenta. Tiene el aspecto de una niña, tan frágil como una flor, tan dulce e inocente, que me acobarda solo la idea de dirigirme a ella y que me rechacé.
Últimamente se corren rumores de mi por el reino, bah! Los de siempre solo que ahora es cuando uno teme que los escuche. Y así ando cautelosamente, midiendo cada reacción, por miedo de que sea vista y que caiga mal, hasta me da miedo ser yo por que no me acepte.
Días anteriores cometí un terrible quebrantamiento, entre a urgadillas en el confesionario del papa del reino, justo antes de ver que ella iba a confesarse. Se que no se debe, y que podría recibir graves escarmientos, pero tan solo la idea de escuchar su vos y saber que le afecta, que piensa me invadió. Pero claro le oculté la verdad, pero como le iba a confesar si no reconoce mi voz con mi nombre, es tal el miedo al rechazó que me hace cometer estos errores.
Después de todo mi intenciones son sanas, sin maldad ni nada, espero que si algun día se llegará a enterar no me juzgue y lo tome como que era una de las pocas formas de acercarme a ella.