mercoledì, giugno 13, 2007

Las libertades que el Sir permite


Mi Toscana, mis libros mis conocimientos y ella. La que a veces me saca del encierro de la Torre la que me hace ver la realidad, la damisela que me presenta lo cotidiano tan fácil y simple como lo es.
Y a ella… le quita el sueño otro aristócrata, que le exige que cambie todos sus votos a cambio de su amor. Ese amor truncado, casi intocable que solo vegeta en sueños.
Y la mía posición es muy difícil, poner al costado todo mis celos y mis sentimientos para dejarla libre dejar que se equivoque para que vuelva a tocar la puerta del castillo para que la consuele… No hago nada… Y me da bronca…
El le pide que cambie su piel, por otra que no tiene….
Yo solo veo como va cambiando su perfume en ella
El hace que cambie hasta la forma en que respira
Yo solo me conformo con verla respirar.
El llena de complicaciones su vida…
Yo solo trato de hacerla reír.
El exige que nadie la saque a pasear por las tardes…
Yo se exactamente con cuantos pasea.
El le exige fidelidad indebida y contrarrestar su alma de desasosiego…
Yo solo lloro al llegar al castillo por que su amor no es mió.
Y la dejo ir así libre… de todo… Me dejo herir tanto que la sueltó sin ni siquiera tener esperanzas de volver a tomarla.
Es curioso lo mal que a veces uno escoge, los preferencias de los problemas ante la facilidad…