sabato, febbraio 02, 2008

El Sir y su poder mágico


Creo que cuanto mas tiempo paso, en el castillo en soledad y mas me le acostumbro a ella, cada vez soy mas incorpóreo. Es posible que para alguna conjunto de personas esto seria toda una virtud, pero en verdad a mi comienza a inquietarme.
Si bien el saludo de los plebeyos como de tantos otros seres tangibles, es la prueba de que mi solidó cuerpo todavía es considerado macizo, y eso suele resultar toda una ventaja para mi, por que ya de otra forma pensaría que la inmaterialidad es real.
A veces cuando me canso de vivir y de que los días pasen, me rindo a gritarle al viento son que el me responda…Camino por mi querida Toscaza, y busco un lugar calmo donde hay una cueva profunda que parece nunca terminar y le grito al inmenso agujero, debo confesar que es lo mismo que repudiárselo al vació… como si este me pudiera escuchar!!! Es verdad que no voy a esperar respuesta, pero siento que de alguna manera o de alguna forma alguien del otro lado de la precipicio me escucha.
Es lo mas cercano a acallar la pena dentro mía, es como la gran paradoja que llevo dentro hecha lo mas real posible, por que en estos tiempos para cosas falaces ya tengo con mi presencia. Yo gritándole a la inmenso agujero todas mis penas, casi con la voz destrozada de tanto pedir de tanto lamentar, la mayor de las paradojas… el grito colosalmente audible en medio de la nada pero a pesar de que por casualidad alguien lo pueda escuchar… nadie lo hace!