mercoledì, febbraio 28, 2007

El Sir y su castillo de mentiras


Y así es la realidad aplasta a cualquier fantasía. Esta vez llego el turno de las vacaciones de My Lady en el castillo, y solo el guardián más confiable se queda en él. Eso me remita a mi.
Había una criada, que se suponía que debía atender mis necesidades, ya que a mi se me habían encomendado otras tareas. Pero la terrible convivencia nos gano de mano y las cosas no terminaron como debían. El enojo sin razón y la ofensa de la culpa, esa misma que siente un padre al regañar a su niño, pero a la misma vez sabe que debe poner un limite. Ese limite era mi propia madures a la cual tuve que afrontar como los soldados a la batalla. Nadie me advirtió ni como ni en que forma iba sea un suceder solo deje que solo acontezca.
Y si bien mi Sir Carol me dijo “ Después de las grandes sequías se aproximas tiempos mas fértiles” se que ese dicho no se aproxima a mi. Al contrario la soledad me esta comiendo, por dentro, despacio.
Justamente yo algo palpitaba, pero no sabía que la realidad me iba a aplastar así. Creo que duele mas sentirlo cuando uno lo necesita que saberlo desde la comodidad.
No puedo creer que nadie de todos los reinados vecinos llame ante la amenaza presente, nadie acude al Sir, siendo que yo al enterarme del mínimo peligro en algún reinado vecino corro estrepitosamente.
ES el tiempo de reflexión, dejar de atender a la gente que no me ayuda y la pregunta mas cruel y las mas dolorosa. “Haré algo yo para que la gente no salvaguarde”