Desde mi hermosa torre en Toscana en la mismísima yermo, veo
unas flores amarillas de un trébol de cuatro hojuelas. El mito popular es que
todo aquel que le pide un pretensión se le es concedido.
Mi aspiración será la siguiente:

Si uds. se estarán cuestionando cuales son mis múltiples entornos
en las cuales vivo. Por causa de que al anocher cuando solo me queda reposar en
mis aposentos y no tengo guardia del castillo, la noche arrecia con todo el
peso de la desolación. Entonces recordé que cuando mas diminuto es el ser ve
las cosas diferentes cual mariquita que transita por un cordel ella no solo se
mueve en las direcciones cardinales reglamentarias, si no que a men de volar,
también puede dar la vuelta al cordel sin caerse. Pues bien entonces juego a
esos juegos con mi mente. Les presento a las múltiples realidades.
1) En
esta realidad vivo con la damicela que por tantos años en el pasado ha robado
mi corazón. Llega la noche y la imagino en mi lecho los dos compartimos el
refrigerio hablamos de las cotidianidades de la vida y luego nos entregamos a
la pasión en las cual la noche nos envuelve. Ella es tan amable conmigo y yo
siento que de otra forma más feliz no podría ser.
2) Otra
de mis realidades en las cuales soy un ser distinguido y amado por la sociedad,
estoy en boca de todos los ciudadanos de la villa. Para colmo de males la
damicela mas pretendida por todos oso posar sus intereses en mi. Pues entonces
me la paso ideando planes para conquistarla y enamorarla.
Es así que paso mis horas nocturnas salteando como la
mariquita de realidad en realidad para no ver. Es así como pienso hacerle
frente a este crudo invierno que se avecina acá en esta gris torre en Toscana.
Al final de cuentas cuando uno duerme no distingue la
realidad del sueño, entonces porque yo no puedo ser tan ciego de no poder
distinguir cual de las tres es la que realmente habito.