domenica, maggio 15, 2011

Historias de esquinas rotas

Retornando a mi poblado de Toscana, camino por las pequeñas ciudades, veo muchas esquinas que me rememoran historias inventadas. Así dejo pasar el tiempo y me concedo confundirme algunas esquinas para poder evocar mejor algunos sentimientos.

Esquinas de evocaciones rotas, quebradas de algunos momentos de dicha.

El momento elucidario es cuando me aproximo a la morada de “ella”; los instantes donde el corazón se acelera, como si en las periferias uno pudiera olor un poco de esencia y aunque sea inútil, no dejo de creer que es así. La tonta ilusión de que al menos por esos segundos estoy más cerca de ella.

De pronto en las contigüidades del castillo de Mi Lady… veo el carruaje de “ella” aparcado. Mi corazón que se desespera de sentir… aunque sea verla pasar, aunque sea me conforma con saber que su sombra esta cerca. Esta lejanía absurda que duele y penetra en el pecho como mil dagas con oxido que no dejan sangrar. La ilusión, la idea… el seguir, el sentir solo instantes como se sale uno de sus mismos cabales.

Pero en vano es… hago llegarle a “ella” por intermedio de mis pajes tan bienaventurados una confesión de amor y me arrepiento de haberla escrito, de haberla siquiera invocado. Es una de esas declaraciones de amor en vano, que están muertas ni bien nacen, ni bien salen de estos dolidos labios que solo sueñan con besarla

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